Las grandes pinturas no pueden comprenderse en su totalidad con un solo encuentro; de ellas siempre emana algo más. Los amantes del arte siempre quieren ?y, de hecho, deben? revisitar y reconsiderar las obras maestras una y otra vez a lo largo de la vida, lo que les permite obtener una mayor profundidad y, acaso, modificar sus juicios de valor cada vez que las contemplan.
Aunque la contemplación de las pinturas como un todo es un método perfectamente aceptable de interactuar con el arte, estas solo se pueden comprender en profundidad al analizarlas en detalle. Cada elemento de cada composición ha sido seleccionado con un fin por el artista, desde la situación del sujeto hasta la iluminación, el estilo de las pinceladas o los temas: al examinar estos y muchos otros detalles, el espectador puede interactuar con el arte a un nivel más profundo.