La robótica y el desarrollo de la tecnología en muy diversos
ámbitos sitúan a la humanidad ante un horizonte tan esperanzador
como incierto. A un lado, el tren de la abundancia:
recursos suficientes para todos gracias a una tecnología liberadora
del trabajo precario, democrática, simplificadora de
problemas y mejoradora de experiencias. Al otro, el tren del
feudalismo tecnológico: enorme desigualdad, pobreza y precariedad
en un mundo gobernado por el poder desmesurado
del ultracapitalismo tecnológico. En el tren de la abundancia
la máquina está al servicio del ser humano y en el otro el
hombre ha perdido su identidad en un mundo biónico y subyugado
por el poder de la tecnoeconomía.
Economía de la felicidad examina la encrucijada a que nos
enfrentamos y propone, sin negar los riesgos distópicos que
acechan al porvenir de la humanidad, una hoja de ruta con
las claves para aprovechar la oportunidad que representa la
tecnología y las posibilidades que esta abre para acabar con
la pobreza, la desigualdad y el trabajo precario. La renta
básica universal es condición necesaria, pero no suficiente.
Concluyen los autores que necesitamos construir un nuevo
paradigma centrado en una nueva educación basada en la
libertad y el desarrollo de capacidades y talentos naturales. El
foco ya no está en la herencia industrial de producir para consumir,
sino en crear para ser feliz. El talento libre y motivado
por un propósito superior es la clave para la construcción de
auténticas economías del conocimiento, creativas y humanas,
generadoras de prosperidad compartida. Solo en este nuevo
mundo la economía de la felicidad es posible.