Berlín es una ciudad joven, moderna, rebelde y transgresora. Tras la caída del muro en 1989, la capital de Alemania se ha transformado por completo, convirtiéndose en una urbe de una gran riqueza urbanística y arquitectónica que ha recuperado todo el esplendor que tuvo a principios del pasado siglo XX.
Berlín es una ciudad joven y en continuo cambio que bien podría ser considerada la capital cultural de Europa. La ciudad alberga una población de tres millones y medio de habitantes, cuyo cincuenta por ciento no supera la franja de los cuarenta años. Tiene fama de ser tolerante y abierta, donde día y noche se suceden fiestas, conciertos y actividades culturales. Es una ciudad de amplias avenidas, con un transporte público que nos lleva a cualquier rincón y donde no hay un tránsito excesivo. A pesar de ser una de las ciudades más visitadas del norte de Europa, no se tiene la sensación de estar en un lugar turístico. Por lo que respecta a las políticas de sostenibilidad, cabe recordar que Alemania tiene uno de los principales partidos verdes de Europa y que la protección de la ecología lleva muchos años formando parte de sus programas políticos.