En 1922, la jornada laboral en la comisaría del distrito del Lower East Side, en Nueva York, transcurre al ritmo impuesto por una nueva ley que prohíbe la producción, venta y transporte de bebidas alcohólicas.
El trabajo se va acumulando, pero Rose Baker no se queja: es mecanógrafa de profesión y su tarea consiste en escuchar y reproducir fielmente las palabras de los criminales que cada día desfilan por el edificio. Robos, sobornos y delitos de sangre son su pan de cada día, así que parece una mujer difícil de impresionar, pero todo cambia la mañana en que Odalie entra a formar parte del equipo: mientras Rose lleva el pelo castaño recogido en un discreto moño, Odalie se atreve a estrenar melena a la garçonne, a fumar y a frecuentar los mejores restaurantes, sin preocuparse demasiado por la cuenta. Su mirada fascina a hombres y mujeres, y Rose cae en sus redes, viviendo con ella los placeres ocultos que reserva la ciudad de Nueva York a quien sabe disfrutar de lo bueno.
¿Qué es mentira y qué verdad en la vida de Odalie? Habrá que leer hasta la última página para entender un juego perverso, deudor de la novela negra y del mejor cine, que el talento de Suzanne Rindell convierte en gran literatura.
"Mejor no empezar esta novela antes de ir a dormir...Te arriesgas a pasar la noche en blanco."
Alice LaPlante, New York Times