Las crónicas de esta familia captaron inmediatamente la atención de los artistas de la época, así Degas, que conocía a Halévy del Liceo Louis-le-Grand y compartía con él el gusto por la ópera y el ballet, creó una serie de monotipos sobre los Cardinal. Con un estilo sugerente y por momentos obsceno, Degas dessarrolló un lenguaje visual llamativo y moderno que le convirtió en el líder indiscutible de la Tercera Exposición de Impresionistas de París en 1877, donde compartió cartel con Cezanne, Monet o Renoir.
La primera colección de cuentos Madame et Monsieur Cardinal, alcanzó las dieciocho ediciones en menos de dos años y la segunda entrega, Les Petites Cardinal, corrió la misma suerte convirtiéndose en uno de los best seller del momento.