A Mario le ha llegado la hora crítica de jubilarse. La misma mañana que empaqueta las pertenencias que ha ido acumulando durante años en su consulta de neurología recibe la inesperada visita de su «nieto sobrino», estudiante de Medicina. Éste, joven e impulsivo, le ayuda en la mudanza mientras le incita a hablar, a recordar, en un diálogo que es, a la vez, balance, recuento y manual de vida.
En la charla se suceden e intercambian reflexiones, consejos, secretos familiares, experiencias y pertinentes disquisiciones acerca del bien y el mal, la responsabilidad personal, la identidad, la conciencia, la enfermedad y la finitud. Sobre ambos hombres se cierne la sombra de un suicidio familiar, y Mario le recuerda a su nieto que, como decía Camus, el suicidio es el único problema filosófico importante… y la primera opción que deberíamos descartar.
Norbert Bilbeny ha escrito una obra breve y excepcional, en la que la melancolía no renuncia a la esperanza ni reniega de la memoria, y que asume que «el esfuerzo de conocerse a uno mismo vale la pena» en una vida que gira «vertiginosa, pero familiar, siempre alrededor de lo conocido», porque «… todo se va y todo vuelve, pero sin ser ya lo mismo que fue en el punto de partida. No es un círculo cerrado. La vida avanza en espiral».