Loco es la huida que inicia un joven psiquiatra, tras desencantarse del universo megalómano de la psiquiatría, dedicado a la publicación de tratados que encumbren a sus autores, a encuadrar síntomas en un marco patológico y a recetar, y esperar, con un poco de suerte, que el alta médica llegue antes que los electrodos y sus violentas descargas. Goetz vislumbra con clarividencia profética el sofocante dominio que el discurso imperante de nuestra época imprime en los seres humanos. «No soy una enferma mental, mi alma está enferma», dice una de las voces que toma la palabra en esta novela coral; y esa agónica confesión resume la intención de este texto, desquiciado y agónico también, que no es otra que la de atentar contra la idea que criminaliza lo anormal.