Tras un divorcio caro y decepcionante, Connor no quiere saber nada de mujeres. Como una broma del destino, se ve obligado a soportar la dulce insolencia de una cocinera que, cada día, deja una nota junto a la cena que prepara para él. A regañadientes, accede a formar parte del jurado de un concurso fotográfico y, en la entrega de premios, comparte mesa con una simpática desconocida a la que conoce mejor de lo que imagina.
Cuando Lys Scott perdió a su bebésu vida dejó de tener sentido. Aprendiza de todo y maestra de nada, se vuelca en un empleo temporal como cocinera para una familia adinerada de Dublín mientras recobra el a769;nimo para seguir escribiendo cuentos para niños. De pronto, saberse finalista en un concurso al que se presentó por casualidad es la inyección de optimismo que tanto necesita.
El destino está lleno de sorpresas y, a veces, la persona más insospechada tiene el poder de devolvernos la ilusión y las ganas de vivir.