En Telón de boca, un libro insólito en el panorama literario español del último medio siglo, Juan Goytisolo nos presenta tres personajes: uno ausente –se trata de una mujer, indirectamente evocada–; el que fue su marido; y un doble de éste, verdadero demiurgo, que le interroga e increpa. Al traspasar la frontera de la vejez, el viudo anticipa la cercanía del cruce en el que su existencia personal y la trayectoria del mundo se bifurcarán para siempre. La inminencia del no ser le induce a examinar con una lucidez exenta de todo sentimentalismo y nostalgia las instantáneas de un pasado que se desvanecerá con él. Las montañas nevadas que, como un telón abrupto, contempla a diario desde su terraza le invitan a cruzarlas y penetrar en la tierra incógnita oculta tras ellas.