Ajuar funerario es un homenaje a la literatura de terror y a la microrrativa, porque Fernando Iwasaki ha logrado concentrar en diez o doce líneas todo el escalofrío, la náusea y el desasosiego del género. ¿Es posible que los fantasmas, las pesadillas, los ritos y las supersticiones nos puedan seguir asustando en pleno siglo XXI? Si tiene hijos, insomnios o hipotecas, mejor no lea Ajuar funerario.