Tendría mucho que decirte, pero no quiero hacerlo con tinta y pluma. Espero verte pronto y hablar cara a cara.
Anestesiarnos. Quedarnos dormidos hasta que la herida se haya cerrado por completo. Hasta que deje de doler. Y si lo aplicamos al cuerpo, ¿cómo no tratar de hacer lo propio con el alma cuando la vida nos pone a prueba?
Colocamos parches encima de cada roto. Hacemos remiendos con agujas sin hilo. Cualquier alternativa antes que encarar nuestra debilidad. Antes que mirarla a los ojos.
Anestesia es un canto a la esperanza frente a las dificultades, entonado en clave de amor verdadero. Ese que pasamos toda la vida buscando. Ese que nos da fuerza. El que lleva la paz a la confusión. El que da sentido a todo. A pesar de todo.
Un viaje a través de los sentimientos fundamentado sobre la fuerza del perdón, que refleja determinadas alternativas con las que, en ocasiones, tratamos de enfrentar e incluso evitar el sufrimiento.