Una mochila robada, un secreto que se desvela en una foto borrosa, un misterio que conduce a la interminable escalera que desciende al faro.
Para los adultos, solo hechos aislados y sin importancia. Para la pandilla Palomera, una peligrosa aventura en los acantilados del monte Buciero.
“Se le había ocurrido una locura con la que, si salía bien, sus amigos estarían libres antes de un cuarto de hora. Aunque si salía mal, él también caería y se perdería toda posibilidad de rescate.
Había que jugársela.”.