Un gran temporal y un naufragio marcan el inicio de “Mi barco”,
la historia ficticia de un leal capitán y su amado navío mercante, Clementine, que durante casi medio siglo -desde su construcción
a principios de la década de 1930 hasta su lecho definitivo
en el fondo marino- recorrió los puertos del mundo entero:
desde el Pacífico hasta los confines del continente africano,
pasando por las costas asiáticas y árticas, tanto en tiempos
de paz como durante la II Guerra Mundial, cuando fue utilizado
por la Marina de Estados Unidos en la contienda bélica.