Érase una vez una niña que llevaba una mochila muy muy grande sobre sus espaldas.
La mochila había crecido y crecido hasta convertirse en una «cosa» gigante,
que siempre estaba a su lado. Era su cobijo pero también su lastre,
porque le impedía saltar, jugar o estar con otros niños. Y eso la ponía muy triste.
Hasta que un día, decidió abrir la mochila y mirar dentro. Y desde ese momento,
¡todo empezó a cambiar entre la niña y su mochila! Y, sobre todo, la vida se convirtió
¡en una gran aventura!