Han pasado dos años desde que Óscar escapó del infierno en el que se había convertido su vida, renaciendo de sus cenizas para arder con su propio fuego. Pero, cuando los fantasmas del pasado regresan para atormentarlo, a veces las llamas se desbocan hasta convertirse en un incendio imposible de controlar.
Darío luchó muy duro para derretir el hielo que lo congelaba por dentro. Cuando se le presenta la oportunidad de su vida en forma de concurso musical, sabe que tiene que lanzarse de lleno, aunque después de haber vivido reprimido todavía le cuesta
acostumbrarse a ser libre. Sergio siempre quiso ser un superhéroe. Y, tras conocer a Óscar, lo único que quería era ser el salvador de ese chico de ojos tristes. Sin embargo, no tardará en darse cuenta de que los villanos de la vida real son mucho peores, y a veces los superhéroes no son más que humanos.