El director de cine François Truffaut le decía al escritor francés José Pierre en una carta: «No es difícil enamorarse de la protagonista de su novela. Si encontrara una actriz capaz de interpretar el papel de Teresa tal como usted la describe y que diera la misma impresión de belleza (...) y de humor, esa criatura sería la más espléndida actriz francesa durante un buen puñado de años». Pero ¿quién o qué es Teresa? Al acabar la novela, quizá podamos contestar, como el protagonista: Teresa es... los castaños en flor.
Teresa es una joven adorable que estudia filosofía, cuyo novio, Philippe, estudiante de ingeniería, se casará con ella en cuanto se licencie. Pero Francis, hermano menor de Philippe, cae pronto, a sus diecisiete años, bajo el embrujo de Teresa. Al atardecer, los tres ponen discos, fuman, charlan, bailan… ¿Se prepara una tormenta? En absoluto. Teresa no rechaza los acercamientos, cada vez menos tímidos, de Francis. Y, al cabo de unos meses, es Teresa la que quiere atraer a su inexperto futuro cuñado… ¿Hacia dónde? Hacia un poético mundo lleno de ternura donde la inexperiencia adolescente se transforma en gracia erótica, y donde la libertad es el camino por el que poco a poco irá internándose Francis —acompañado de Teresa, de Philippe y de las amigas y amigos de su «maestra»— para experimentar, en su envidiable iniciación en el sexo, una amplísima gama de vivencias que jamás olvidará.