* Tengo derecho a ser un niño que siente curiosidad por el mundo, que ama las plantas y los árboles, se preocupa por los animales y por la igualdad del acceso al agua, y que ¡se horroriza ante la presencia de plástico en los océanos!
* Tengo derecho a aprender todo sobre el fascinante mundo de las abejas y recitar un poema en clase sobre cómo protegerlas. Deseo que todos los habitantes de la Tierra pudiéramos coexistir con la tortuga laúd o con el orangután durante mucho tiempo.
* Incluso tengo derecho a manifestarme en la calle con mis padres para expresar mis deseos de salvar el planeta. Tengo derecho a soñar con un futuro hermoso para este maravilloso pequeño planeta azul en el que he nacido.
Cuando llegan a este mundo, los niños tienen derecho a recibir afecto, una alimentación saludable, a acudir a una escuela abierta a la vida... Ahora bien, ¿de qué servirá todo eso si no tienen derecho también a disfrutar de un planeta saludable? Por eso tienen todo el derecho a decir "¡Basta!", para que por fin lo dejen de maltratar.