Caracol comía una hoja verde, enorme y sabrosa. Gusanito comía otra igual. Resultó ser la misma.
Come por un lado, come por el otro de pronto se encontraron, con cara de pocos amigos, y empezaron a discutir: ¡Es mía! ¡Es mía! Mientras tanto la paloma aprovechó y come que come por un lado, come que come por el otro.