El día en que Stella se despierta y descubre que en su casa no funciona NADA que tenga una pantalla, el caos estalla en su familia. ¿En su familia? ¡No, en su ciudad! ¡En el planeta entero! Y es que TODOS los aparatos con pantallas han dejado de funcionar...¿Lo peor? La pobre abuela de Stella, que vive en el otro lado del país, está incomunicada. A la familia no les queda otro remedio que lanzarse a la carretera... y a la aventura. Y, a lo largo de una expedición enloquecida en un mundo patas arriba, tal vez lleguen a descubrir que las pantallas son muy importantes, pero no son LO ÚNICO que importa.