Eso de que los treinta son los nuevos veinte, es una trola. ¡La treintena es algo mucho mejor! Por muy bien que te lo pases durante la década en la que llevas un pato delante, la realidad es que, en esos años, aún estás por hacer. A los treinta y tantos la cosa va de madurar. Toca asentarse en un trabajo fijo (que te guste ya es secundario), hipotecarte por una casa, arrancar el proyecto de montar una familia.
Lo de seguir el patrón establecido es una opción, pero hay otra menos mainstream, y un pelín menos madura, que está llena de ventajas. En esa vida alternativa, el trabajo igual no tiene la palabra indefinido en el contrato, pero seguro que es algo con lo que te sientes realizado. A los treinta puedes vivir una década tan divertida como la de los veinte.