De Margarita Landi (Madrid, 1918) se conoce su trabajo como reportera criminal y, quizá, el de cronista de moda y sociedad. Pero apenas se sabe nada sobre su vida privada y familiar, y aún menos sobre sus orígenes y las difíciles circunstancias que atravesó desde niña y que componen una biografía de película, llena de innumerables sucesos apasionantes, misteriosos y, también, trágicos.
Huérfana desde niña, vidente capaz de hablar con fantasmas, vivió la pobreza de la posguerra hasta que, en los años 50, comenzó a abrirse camino en el mundo del periodismo donde pronto sería conocida como la reportera que vestía pantalones, conducía un descapotable, fumaba en pipa y era capaz de llegar antes que la policía a la escena del crimen.
Margarita Landi fue redactora durante 35 años de El Caso, uno de los periódicos más populares en el morboso imaginario de los años sesenta y setenta, de aquella España cohibida en la que ni se mataba ni se pecaba, y de Interviú. Luego, entre 1991 y 2002, trabajó en RTVE, en programas de sucesos como «La palmera», «Código uno» y «Así son las cosas», y en Telemadrid, donde presentó «Mis crímenes favoritos».
Contada con el estilo periodístico de la protagonista, directo, sencillo, claro, agudo, irónico y un tanto novelesco, La rubia del velo y la pistola es el relato de lucha y superación de una mujer dura e inquebrantable, una mujer libre y adelantada a su tiempo que se especializó en un género periodístico propio de hombres, como era el de sucesos, para convertirse en una auténtica periodista de raza, de las que ya no quedan. También es la crónica social de la España más profunda y negra y cuyos ecos todavía resuenan en la actualidad.
En 2024 se cumplen veinte años de su fallecimiento. Es hora de que se conozca la historia de Margarita Landi porque su figura y su labor contribuyeron a que otras mujeres siguieran su camino y su ejemplo en una profesión que hasta la fecha les estaba vedada.