La palabra mágica es un «estuche de joyas» que contiene algunos de los textos más agudos de Augusto Monterroso (1921-2003), en los que saca a relucir su faceta de lector autárquico -de su amado Cervantes, Quiroga, Góngora, Quevedo, Montaigne o Borges-, de traductor -y nos regala perlas como "Sobre la traducción de algunos títulos"- y de mero mortal que reflexiona con su característico ingenio sobre las ínfulas de grandeza o la falsa promesa de inmortalidad que da la fama.