¿Qué harías si la persona que más quieres te dijera que se marcha a trabajar al extranjero y que te quedas al cuidado de su rottweiler de cuarenta kilos?
En esta tesitura me vi envuelta yo, que sin tener ni idea de cómo cuidar a un perrete, de repente tuve que hacerme cargo de Titán, que además es de una raza catalogada como «potencialmente peligrosa».
En estas páginas, en las que he escrito e ilustrado una parte de mi historia y de la de «Titi», espero que podáis ser testigos de la relación que nace entre humana y perro cuando nos deshacemos de las etiquetas para dar protagonismo a la nobleza y al gigantesco corazón de nuestros mejores amigos peludos.